99+ imaginaris | MODEL Festival

Pensar el futuro de la ciudad forma parte del ADN de la Barcelona moderna. El Plan de Eixample de Ildefonso Cerdà (1859) es la primera gran prueba y la plasmación todavía viva, tan previsora y en transformación. Para enmendar la llanura a Cerdà, León Jaussely recibió el encargo el 1905 de imaginar una Barcelona más monumental, jerarquizada y próxima en la ciudad-jardín.
Con el GATCPAC y las vanguardias de los años 30, Barcelona volvió a intensificar su deseo de planificar un futuro funcional, tecnológico e igualitario, en el que incluso el concepto y la forma de las superilles ya estaba presente. Y del cual la propuesta más valiente fue el proyecto de Ciudad de Reposo y de Vacaciones (1933-1934), situada en una franja de 8 kilómetros de costa, desde el Delta del Llobregat hasta el escarpado de Castelldefels. En esta ciudad popular del ocio y el ejercicio se proponía una gran cantidad de equipaciones de gestión pública y socializada.
Al mismo tiempo, Nicolau Maria Rubió y Tudurí, desde su mirada independiente y eclecticista, inventaba una “Ciudad futura” entre la plaza de España, el puerto y el aeropuerto, en sintonía con las ambiciones de la exposición Internacional del 1929 e inspirándose en los futuristas italianos, la Ciudad Vertical de Hilberseimer del 1927 y los rascacielos de Chicago y Nueva York.
El tenso letargo durante la dictadura franquista tuvo excepciones, con proyectos no realizados, como las hileras de bloques racionalistas de vivienda económica del año 1949 de Medios, Moragas, Torcido, Techos, Balcells y Perpiñá; las imaginaciones de agua, luz, colores y música de Carles Buigas; o los experimentos tecnológicos de los años 60, que dejaron un fragmento de megaestructura y ciudad al espacio, artesanalmente construida, en Sant Just Desvern, el Walden 7, dirigido por Ricardo Bofill y estructurado por Anna Bofill.
Y el modelo Barcelona, laboriosamente pensado a los inicios de la democracia e implementado con el impulso del Juegos Olímpicos del 1992, plasmó este deseo de ciudad contemporánea y democrática, empezando para dignificar y extender los espacios, y para crear equipaciones públicas a los barrios.
Hoy sigue viva esta intención y necesidad de repensar el futuro de la ciudad. Con la visión que sugiere este llamamiento de dibujos, con imaginación y optimismo radical, dibujando unas arquitecturas que nos permitan redefinir las condiciones de nuestro presente y con esto, abrirnos a la posibilidad de futuros diferentes, más equitativos y justos. Unas propuestas que vienen de arquitectas de muy diversas generaciones, que han imaginado fragmentos de una Barcelona futura, desde ella misma y desde muy diversas ciudades. Un repensar que sigue caminos, escalas y estrategias muy diversas y complejas, pero que también tiende hacia la renaturalizació, la escala del barrio y la proximidad, el énfasis en los diversos modos de vivir, en la vivienda asequible, al rehacer la ciudad y en la investigación de alternativas. Esta es la invitación para debatir.